Yo no me atrevería a usar insumos
médicos ‘Made in China’
Por Nel Torrenegra
Los chinos siempre han sido personas
con muchos secretos, quizá en este momento el secreto más atroz debe ser el de
las mascarillas falladas y el trabajo esclavo.
¿Son confiables dichos insumos,
habiendo sido descubierta una clara posición de la OMS a favor de la
propagación del coronavirus? ¿Por qué los insumos sanitarios chinos son en su
mayoría defectuosos y hasta peligrosos para nuestra salud?
La FDA (Agencia de Medicamentos y
Alimentación) prohibió la entrada a los EE. UU. de mascarillas de 65 empresas
chinas para trabajadores de la salud por falta de eficiencia. Recientemente notaron
que las mascarillas N95 deberían bloquear el 95% de los microbios y virus, pero
pruebas de laboratorio encontraron que las mascarillas son tan deficientes que
a duras penas filtraban mínimamente el 40%, 20%, hasta solo 1% en algunos
casos.
Estos productos defectuosos y de precaria
calidad son algo muy común en la China comunista y lo que es peor,
comercializados a precios demasiado cómodos a nuestros países.
Una de las principales razones y
quizá no tan divulgada al mundo en pleno, es la práctica de usar trabajo
esclavo de prisioneros para su fabricación, una forma de productividad muy
extendida en China.
Haciendo un acuerdo con las
prisiones, las empresas chinas y muchas las que exportan para el exterior, se
abastecen así con trabajo barato para competir con precios bajos
internacionalmente, obviamente, todo esto apoyado por su gobierno.
Es sabido también cómo son las
condiciones de vida en las prisiones chinas. No tienen absolutamente los
requisitos para producir insumos sanitarios. Es de conocimiento común que los
prisioneros ni tienen libre acceso a instalaciones sanitarias y la limpieza
personal no existe en las prisiones, especialmente para los prisioneros de
conciencia. Hay muchos testimonios de cómo los prisioneros tienen que limpiar
los baños con sus manos y les prohíben bañarse o lavarse por meses.
Algunas de las cosas, que incluso
pueden ver en la red, es que, a los condenados a muerte, siempre los está
esperando personal médico para la extracción de los órganos y así usarlos en esta
sub industria, lo cual por lo que percibo, tampoco es qué brinden órganos de
óptima calidad.
En verano, por falta de ventanas
y aire fresco, dado que los lugares de trabajo suelen estar en sótanos o
galpones, los prisioneros sudan, tosen y escupen mientras “producen” en el
calor; en invierno, las manos y los pies se congelan trabajando en grados bajo
cero en sótanos de cemento.
Además, ¿cómo está la situación
de la salud de los prisioneros? Ellos siguen fabricando mascarillas y EPI
(equipo de protección individual) cuando podrían estar infectados.
No se escucha nada sobre la
situación de las infecciones en prisiones chinas. ¿Es posible que no haya
infectados? ¿Es posible que sigan trabajando mientras están infectados? Esto es
posible en las prisiones chinas, una subdivisión del paraíso comunista.
¿Quién se atreve a usar los
insumos sanitarios “made in China”? Cuando el PCCh destruyó sistemáticamente la
cultura tradicional china en sus 70 años de existencia, también eliminó los
valores y respeto a la vida humana. Por eso, las fabricaciones de productos
tienen como objetivo ganar mucho dinero y no se realizan siguiendo la moralidad
ni la responsabilidad. La responsabilidad de comprar insumos hechos por trabajo
esclavo y bajo condiciones sociales y de higiene deficientes resta en los
gobiernos que piden y pagan por los productos.
Para mi esta claro que no
es sano usar mascarillas tanto tiempo, de hecho, ni usar producto que venga de China.
Aquí les dejo unos enlaces en dónde se corrobora lo que acaban de leer.
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